(Jorge Luis Borges)
martes, 18 de junio de 2024
El laberinto, poema de Jorge Luis Borges
(Jorge Luis Borges)
lunes, 17 de junio de 2024
"Pájaros", poema de José Moreno
PÁJAROS
Siempre tuve la cabeza llena de pájaros;
azules cuando el mar y el cielo
entonan su baile nupcial,
blancos en la mirada limpia de mi infancia,
rojos en el sueño utópico de vidas mejores,
verdes adorando al monte en su proverbial pureza,
grises en los días de plenitud lluviosa
y lágrimas enjugadas,
amarillos y púrpuras en las tardes de otoño
al son de mis pasos,
negros en la soledad de la muerte,
toda mi vida la cabeza llena de pájaros.
(José Moreno Garrido,
Un solo cielo)
"Abre todas las puertas", poema de Luis Alberto de Cuenca
Abre todas las puertas: la que conduce al oro,
la que lleva al poder, la que esconde el misterio
del amor, la que oculta el secreto insondable
de la felicidad, la que te da la vida
para siempre en el gozo de una visión sublime.
Abre todas las puertas sin mostrarte curioso
ni prestar importancia a las manchas de sangre
que salpican los muros de las habitaciones
prohibidas, ni a las joyas que revisten los techos,
ni a los labios que buscan los tuyos en la sombra,
ni a la palabra santa que acecha en los umbrales.
Desesperadamente, civilizadamente,
conteniendo la risa, secándote las lágrimas,
en el borde del mundo, al final del camino,
oyendo cómo silban las balas enemigas
alrededor y cómo cantan los ruiseñores,
no lo dudes, hermano: abre todas las puertas.
Aunque nada haya dentro.
Luis Alberto de Cuenca
(Sin miedo ni esperanza, 2002)
domingo, 16 de junio de 2024
"Las palabras de Buda", `poema de José Emilio Pacheco
LAS PALABRAS DE BUDA
Todo el mundo está en llamas: lo visible
arde y el ojo en llamas interroga.
Arde el fuego del odio.
Arde la usura.
Arden el nacimiento y la caída.
Arde el dolor.
El llanto, el sufrimiento
arden también.
La pesadumbre es llama.
Y una hoguera es la angustia
en la que arden
todas las cosas:
Llama,
arden las llamas,
arden las llamas,
mundo y fuego, mira
la hoja al viento, tan triste, de la hoguera.
(José Emilio Pacheco)
martes, 4 de junio de 2024
"La flecha", poema de José Emilio Pacheco
La Flecha
No importa que la flecha no alcance el blanco
Mejor así.
No capturar ninguna presa.
No hacerle daño a nadie
pues lo importante
es el vuelo la trayectoria el impulso
el tramo de aire recorrido en su ascenso
la oscuridad que desaloja al clavarse
vibrante
en la extensión de la nada
(José Emilio Pacheco)
lunes, 3 de junio de 2024
"Vida", poema de José Hierro
Vida
Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.
Grito ¡Todo!, y el eco dice ¡Nada!
Grito ¡Nada!, y el eco dice ¡Todo!
Ahora sé que la nada lo era todo.
y todo era ceniza de la nada.
No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)
Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.
(José Hierro)
"Detrás de aquella puerta", poema de Olga Orozco
DETRÁS DE AQUELLA PUERTA
En algún lugar del gran muro inconcluso está la puerta,
aquella que no abriste
y que arroja su sombra de guardiana implacable en el revés de todo tu destino.
Es tan sólo una puerta clausurada en nombre del azar,
pero tiene el color de la inclemencia
y semeja una lápida donde se inscribe a cada paso lo imposible.
Acaso ahora cruja con una melodía incomparable contra el oído contra el oído de tu ayer,
acaso resplandezca como un ídolo de oro bruñido por las cenizas del adiós,
acaso cada noche esté a punto de abrirse en la pared final del mismo sueño
y midas su poder contra tus ligaduras como un desdichado Ulises.
Es tan sólo un engaño,
una fabulación del viento entre los intersticios de una historia baldía,
refracciones falaces que surgen del olvido cuando lo roza la nostalgia.
Esa puerta no se abre hacia ningún retorno;
no guarda ningún molde intacto bajo el pálido rayo de la ausencia.
No regreses entonces como quien al final de un viaje erróneo
—cada etapa un espejo equivocado que te sustrajo el mundo—
descubriera el lugar donde perdió la llave y trocó por un nombre confuso la consigna.
¿Acaso cada paso que diste no cambió, como en un ajedrez,
la relación secreta de las piezas que trazaron el mapa de toda la partida?
No te acerques entonces con tu ofrenda de tierras arrasadas,
con tu cofre de brasas convertidas en piedras de expiación;
no transformes tus otros precarios paraísos en páramos y exilios,
porque también, también serán un día el muro y la añoranza.
Esa puerta es sentencia de plomo; no es pregunta.
Si consigues pasar,
encontrarás detrás, una tras otra, las puertas que elegiste.
(Olga Orozco)
"Los bienaventurados", poema de Francisca Aguirre
LOS BIENAVENTURADOS
[…] ellos poseerán la tierra
Los fieles, los constantes,
los condenados a lo eterno,
los asombrados de una sola vez,
los que solo confían en el miedo,
los que edifican sobre el desengaño,
los cuidadosos que cosechan pasos,
los fareros de la rutina,
los cómplices tenaces del trabajo,
los que se mueren razonablemente,
esos que en tantas ocasiones
desearían con urgencia
que hubiese un dios al que pedir socorro.
(Francisca Aguirre)
sábado, 1 de junio de 2024
"Donde sonó una risa", poema de Rafael Guillén
DONDE SONÓ UNA RISA
Donde sonó una risa, en el recinto
del aire, en los pasillos transparentes
del aire donde, un día
sonó una risa azul, tal vez dorada,
queda por siempre un hueco, un lienzo triste,
un muro acribillado, un arco roto,
algo como el desgaire de una mano
cansada, como un trozo
de madera podrida en una playa.
Donde saltó la vida y luego nada
echó a rodar, y luego nada, queda
una cama deshecha,
un cuarto clausurado, un portón viejo
en el vacío, algo
como un andén cubierto por la arena;
queda por siempre el hueco
que deja un estampido por el bosque.
De bruces, husmeando, rastreando
unas huellas, tirando
del hilo de un perfume,
penetra el corazón por galerías
que un latido de sangre subterránea
horadó alguna vez y allí quedaron.
Y que allí permanecen con su húmeda
oscuridad de tigres en acecho.
Penetra el corazón a tientas, llama
y su misma llamada lo sepulta.
Donde sonó una risa, una vidriera,
una delgada lámina de espacio
estalló lentamente. Y no es posible
poner de nuevo en orden tanta ruina.
Un nuevo aliento merodea. Llegan
otros sonidos hasta el borde y piden
su momento para existir. Afluyen
nuevas formas de vida
que al final toman cuerpo y se acomodan.
Pero el tiempo ya es otro y el espacio
ya es otro y no es posible
revivir lo que el tiempo desordena.
En la cresta del agua o de la espuma
donde una risa naufragó, ya nada
podrá buscar, hundirse, hallar los restos,
nadie podrá decir: éste es el sitio.
El mar no tiene sitios y sus cimas
son instantes de brillo y se disuelven.
Pero quedan los huecos, queda el tiempo.
El tiempo es un conjunto
de irrellenables huecos sucesivos.
Donde sonó una risa queda un hueco,
un coágulo de nada, una lejana
polvareda que fue,
que ya no está, pero que sigue hablando,
diciendo al alma que, en alguna parte
algo cruzó al galope y se ha perdido.
(Rafael Guillén)
"Hay un hombre en la orilla", poema de Basilio Sánchez
Hay un hombre en la orilla La luz se va ensanchando sobre una oscuridad disminuida. Ahora el aire celebra la amplitud de las salas, la ...
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